El prestigioso sociólogo italiano Enrico Quarantelli, creador de la Sociología del Desastre manifestaba que los eventos catastróficos son aceleradores sociales, es decir, impulsan las tendencias más rápido de lo normal en función de la dirección que ya estaba marcada. Eso se contrapone a la teoría del cambio, cuya premisa plantea que los eventos catastróficos son detonadores de rupturas drásticas de las tendencias, por ende, las sociedades entran en un proceso de debate interno con el fin de repensar sus estructuras y posteriormente modificarlas.
En el caso de Bolivia, el año 2020 está se encuentra marcado por una crisis multisectorial, donde el efecto de la pandemia ha lastimado fuertemente la economía. Si a esto se suma la complejidades que conlleva un año electoral, el panorama se complejiza aún más. Sin lugar a dudas, se tendrá como resultado un país con menos ingresos y más conflictos sociales.
Desde una perspectiva macroeconómica
Se ve un Producto Interno Bruto (PIB) con una proyección negativa de -5,2% y un déficit fiscal que se avizora de -9%.
En lo que va del año, el Índice Global de Actividad Economía (IGAE) registró un decrecimiento -7,2%, la caída más abrupta en los últimos 30 años y una tasa de desempleo de 7,8%. Si bien el Gobierno ha trasferido recursos a la población para incentivar la demanda interna, claramente dichas acciones han sido insuficientes.
Desde la perspectiva del consumidor
El Índice de Confianza del Consumidor (ICC) llega a su punto más bajo, medida realizada por Captura Consulting desde que lo medimos como Captura Consulting.
¿A qué hace referencia el ICC? Es un indicador que mide el grado de optimismo que los consumidores sienten sobre el estado general de la economía y sobre su expectativa futura. Si se analiza el gráfico, el punto sería 100%, es donde se establece Una frontera entre la propensión al consumo (valores superiores al 100%) y una contracción clara del gasto (valores inferiores al 100%). Los valores reflejan que la visión actual está cargada de pesimismo.
Si a esto se agrega que el 88% de la población siente que sus ingresos se han visto deteriorados en los últimos tres meses y, el 46% tiene miedo de perder su fuente de ingreso, el panorama se marca aún más sombrío.
Dinámica del consumo
Los elementos antes expuestos impactarán en la dinámica comercial y, particularmente, en el consumidor boliviano de la siguiente manera:
- La pandemia golpea duro la economía y afecta en mayor grado a NSE medio bajo y NSE Bajo.
- Existe presión por buscar productos más accesibles o de Tier inferior.
- Se siente presión por retornar a los mercados para buscar precios más bajos. El árbol de decisiones sufre modificaciones, el binomio precio y promociones adquieren mayor relevancia.
- Las compras por proximidad valorada, peso de bodegas seguirá alto. Búsqueda de promociones y menor precio.
- Se realizarán compras con mayor planificación. Baja tanto la frecuencia y el tiempo de compra.
- El canal out of home complejo y con recuperación lenta a mediano plazo. Consumo fuera del hogar se traslada a la casa.
- Crecimientio de delivery primero y e-commerce segundo.
- La digitalización también es una tendencia en canal tradicional y mercado.
- El consumo de medios digitales irá en crecimiento.
Finalmente y, retomando el argumento de Quarantelli, si bien se notarán cambios coyunturales específicamente en la conducta de compra y consumo, las brechas estructurales del país se profundizaran, el acceso a la tecnología generará mayor asimetría, el ingreso per cápita decrecerá y el mercado informal, por inercia de la ocupación, se verá robustecido.
Sebastián Arias
Antropólogo, sociólogo y Gerente de proyectos en Captura Consulting
*Fuentes reporte INE 2020