Cuando nos referimos a la cultura ciudadana, hacemos referencia al comportamiento de las personas, en aquellos aspectos que hacen al buen vivir en una urbe, y que permiten la coexistencia pacífica de sus habitantes, a la par del crecimiento y desarrollo de la ciudad.
Para ello es necesario identificar aquellos aspectos que construyen ese buen vivir, y que deberían ser observados y practicados por los ciudadanos, al tiempo de medir si esto se cumple y en qué proporción.
Es así que, Captura Consulting, en su afán de promover la reflexión sobre este importante aspecto de la sociedad, elaboró un Índice de Cultura Ciudadana (ICC), que parte de la identificación de seis ejes que construyen la convivencia en las ciudades (medio ambiente y salud, movilidad urbana, espacios y bienes públicos, democracia y gobernanza, seguridad ciudadana y formas de relacionarnos), disgregados en dieciocho acciones puntuales de las que se midió tanto la importancia (qué tan importantes son estas acciones para los ciudadanos), como la práctica (con qué frecuencia las realizan). A partir de ambos indicadores se construye el ICC.
Para este 2023, el ICC de Bolivia, en base a las respuestas de los habitantes de las cuatro ciudades más pobladas del país (La Paz, El Alto, Santa Cruz y Cochabamba), es solo de 32,1%, un indicador bajo, que revela las carencias de todos nosotros, los ciudadanos. Al mirar los resultados de cada urbe, vemos resultados parecidos. La Paz y Santa Cruz obtuvieron un ICC de 32,7% ambas, mientras que Cochabamba 31,2%, y El Alto 31,0%.
¿Por qué los resultados del ICC son tan bajos? Es la pregunta lógica que sigue al conocimiento de estos indicadores. Encontramos la respuesta en el análisis de los resultados de importancia, contrastados con la práctica.
En general, todas las acciones que hacen a la cultura ciudadana son identificados como importantes o muy importantes por los habitantes de las ciudades. Sin embargo, al ver los resultados de la práctica, encontramos que no hay correlación, es decir, las personas están muy conscientes de la importancia de practicar ciertas acciones que hacen al buen ciudadano y contribuyen al buen vivir, pero las practican escasamente.
Tal constatación debe llamarnos a la reflexión personal y en conjunto, como sociedad, para que a partir de las instancias de la sociedad civil y de gobierno municipal, se puedan activar acciones destinadas a mejorar las buenas prácticas, y por consiguiente, el índice de cultura ciudadana.
¿Por qué es importante que las ciudades tengan buenos índices de cultura ciudadana? Las ciudades con mayor ICC son, no solo las más atractivas para vivir, sino las que presentan mayores índices de desarrollo, por lo tanto, de mejor economía y de posibilidades de crecimiento y bienestar para sus habitantes.
Ciudades con alto ICC atraen inversiones de capital, nacional y extranjero, amplificando las opciones de empleo, mejorando y diversificando las ofertas de consumo, y todo ello repercute en las posibilidades de generar mayores recursos para que el municipio atienda las necesidades de desarrollo humano en salud, educación y equipamiento en beneficio directo de sus habitantes.
Hagamos un repaso a los resultados por cada una de las dimensiones del estudio.
Medio ambiente y salud
Cuatro son los aspectos medidos en esta dimensión: respetar la tranquilidad y el descanso de los vecinos, evitar quemar basura y hojas secas, separar la basura para facilitar el reciclaje, y evitar echar la basura en la calle. Los indicadores de importancia fluctúan entre el 80 al 92%, sin embargo, la práctica de separar la basura es solo del 15% (lo que devela la falta de programas efectivos de reciclaje), y del respeto por del descanso del vecino solo del 30%, es decir, a los ciudadanos nos gusta armar fiestas y musicones en nuestros domicilios y barrios, con relativa frecuencia.
Los resultados indican que evitamos echar la basura en la calle en un 72%, un indicador de cumplimiento alto. Sin embargo, es necesaria hacer la invitación para recorrer las calles, parques y avenidas de nuestras ciudades para verificar si esto es realmente así, o las respuestas han estado más enmarcadas en lo que nos gustaría que suceda.
Movilidad Urbana
En esta dimensión se midieron tres prácticas que son estacionar correctamente, respetar los pasos de cebra y respetar las indicaciones del semáforo. Las brechas entre importancia y práctica en esta dimensión son de -35% por estacionar en doble fila, -40% por no respetar los pasos de peatón, y de -33% por cruzar los semáforos en rojo.
Espacios y bienes públicos
También son tres aspectos los que hacen a esta dimensión, que tienen que ver con el mantenimiento en condiciones de nuestras aceras, cuidar el mobiliario urbano (paradas de micro, parques, etc.), y evitar comprar de vendedores ambulantes.
Los niveles de práctica de los dos primeros son de 25% y 7% respectivamente, es decir que no nos preocupamos por mantener nuestras aceras transitables, y no cuidamos o denunciamos el destrozo de la infraestructura pública.
En el caso de la compra a vendedores ambulantes, solo el 50% considera que es importante evitarlo, y solo el 9% no compra. Este punto debe mover a la reflexión porque implica que, si bien es importante y un derecho que las personas cuenten con una fuente de ingresos, el que la actividad no se desarrolle en espacios aptos conlleva al desorden, a la toma de espacios públicos, al caos vehicular, y al escaso o nulo control de la calidad e higiene de los productos que se ofertan, con el consecuente malestar de los vecinos. De ahí la popular frase de que “la ciudad se ha vuelto un mercado”, pero además de las acciones municipales, somos los ciudadanos los llamados a cambiar de hábitos y costumbres en este aspecto.
Democracia y gobernanza
Pagar los impuestos, votar en las elecciones y conocer los planes municipales son los aspectos que constituyen esta dimensión. El grado de cumplimiento de los dos primeros son mayores al 60%, relativamente altos, pero debemos recordar que, el incumplimiento de estas acciones conlleva sanciones y multas, que pueden ser los gatilladores a mayores niveles de práctica, un tema para reflexionar.
En lo relativo a que los ciudadanos nos informemos y conozcamos los planes municipales para nuestra ciudad, es importante en un 83%, pero solo el 10% lo hacen. Otro tema para la reflexión, ¿por qué no somos activos en conocer qué planes tiene el municipio para mejorar nuestra ciudad? ¿Por qué no nos involucramos más activamente en el tema?
Formas de relacionarnos
En esta dimensión, encontramos brechas altas entre importancia y práctica. Por ejemplo, solo el 28% indica que siempre respeta las opiniones de los demás si son distintas a la suya. Esta acción marca una brecha de -60%, desnudando un alto grado de intolerancia, que puede manifestarse en acciones de violencia. Por demás preocupante, y debería llamar a la reflexión y acción inmediata.
Ser amable con los demás muestra un cumplimiento del 47%, en estrecha relación con la anterior práctica. ¿Qué nos lleva a no ser siempre amables con los vecinos? Igualmente, solo el 25% manifiesta que siempre ayuda a las personas necesitadas, ¿por qué no somos más solidarios entre nosotros y con quienes más necesitan?
Las preguntas que se desprenden de esta dimensión son llamadas de atención tanto a los ciudadanos como a las autoridades, en todas las instancias de gobierno. Sociedades intolerantes e insensibles no son propicias para lograr buenos índices de desarrollo y crecimiento.
Seguridad ciudadana
En esta dimensión encontramos las acciones por contar con iluminación pública, y reclamar su falta, y conocer a los vecinos, para desarrollar barrios más seguros. Las prácticas son del 16% y del 5% respectivamente. Los resultados nos hablan de indiferencia y antipatía, y la pregunta que queda responder es ¿por qué no nos involucramos en mayor medida para lograr que nuestros barrios sean más seguros y nos organizamos como vecinos? Sin duda, hay excepciones en todas las ciudades, pero queda como tarea pendiente de que estas prácticas sean generales, amplias y extendidas.
Con la presentación de estos resultados, desde Captura Consulting invitamos tanto a la sociedad civil, como a las instancias gubernamentales, a reflexionar en conjunto, y plantear acciones que nos permitan, a los bolivianos, construir ciudades con altos grados de bienestar y desarrollo integral.
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